PlayStation 4 y Xbox One comienzan a dar sus últimos coletazos de vida, llega el momento del cambio.
Una generación de consolas suele tener una duración de unos 6 o 7 años de media. Plataformas como PlayStation 2 o Xbox cedieron el paso a sus herederas poco más de un lustro después de llegar al mercado para que estas tomaran el relevo y sacaran partido de las nuevas tecnologías para conseguir videojuegos más ambiciosos a nivel de gráficos, de mecánicas e incluso de presupuestos.
PlayStation 4 y Xbox One llegaron al mercado en la recta final de 2013 y, con 2019 acercándose a su ecuador, las miradas comienzan a volcarse en la conocida como next-gen. Dos o más sistemas que aspiran traer a los hogares la vanguardia tecnológica para, también, traer de la mano mejores videojuegos.
Pero, ¿qué sabemos realmente de lo que está por llegar? Vamos a repasar los indicios y la información oficial para tratar de escudriñar el futuro que se dibuja con estas nuevas consolas.
Con el nombre en clave Erebus, lo nuevo de Sony es toda una incógnita. Las patentes registradas por la compañía y las declaraciones de algunos desarrolladores han servido para hablar de retrocompatibilidad en PlayStation 5, entre otros aspectos.
Por supuesto, el músculo técnico es uno que la plataforma querrá lucir con sus videojuegos. Si bien en esta generación hemos tardado en notar la diferencia con respecto a la anterior, en la próxima se promete un salto mucho más contundente, con gráficos totalmente fotorrealistas, una mayor capacidad de almacenamiento para guardar texturas mucho más nítidas y, por supuesto, la resolución 4K como el nuevo estándar, aunque con compatibilidad con las pantallas FullHD.
Sin mucha más información disponible en las redes, el interés del presidente de Sony, Kenichiro Yoshida, por la sincronización con diferentes dispositivos delata la posibilidad de integrar una mayor integración entre consola y teléfonos móviles o tablets en el futuro, algo que se puede ver ya con funciones como Remote Play o la expansión de PS Now.
Más allá de esto, y a falta de más detalles oficiales, se estima un lanzamiento orientado a finales de 2020 con un precio que no supere los 500 euros de salida, lección aprendida tras el lanzamiento de PS3. ¿Conseguirán ser los reyes de la next-gen?
Microsoft está siendo mucho más clara con lo que prepara. En el pasado E3 2018, la compañía reveló que ya estaba trabajando en su próxima consola, de nombre en clave Scarlett.
Con un rumoreado espacio de almacenamiento de 1 TB en un disco duro SSD, y la tecnología ray tracing para sus gráficos, la nueva consola no sería en realidad una, sino dos. Los de Redmond llevan tiempo tratando de hacer que la marca Xbox no se limite al hardware, sino a un ecosistema de videojuegos, y eso les llevaría a lanzar dos dispositivos diferentes.
Uno de ellos sería el que se asemeja a una consola más tradicional, con soporte físico para videojuegos y con un precio más elevado por ser el hardware al completo. Retrocompatible, y con el afán de conseguir lo mejor tanto en gráficos como en experiencias de juego, sería el dispositivo en el que centraría sus ventas de cara a 2020, cuando saldría a la venta.
No obstante, junto a ella se prevé que llegue otra versión mucho más económica que se apoye en el streaming para poder ejecutar videojuegos.
En ambos casos, la compañía busca ser la reina de la generación valiéndose de las nuevas tecnologías para no solo conseguir estar en lo más alto de la vanguardia del hardware y presumir de gráficos y de catálogo, sino para adentrarse en los hogares a través de una marca Xbox que busca ampliarse a todos los dispositivos a través de sus servicios.